En medio de las celebraciones a San Pedro de Cocharcas, el patrón de la ciudad, uno de los fieles se atravesó la muñeca quedando herida su mano. Al sentir que no podía ayudar a su familia este fiel se fue al Cuzco.
En el Cuzco conoció a una india palla que le habló de los milagros de la Virgen. Este, deseoso de sanar sus dolencias, viaja al Collao para encontrarla. En el trascurso de viaje, el cansancio hace que duerma cerca al templo. En el sueño siente que una envoltura tibia envuelve su cuerpo. Era el aliento de la Virgen que lo cubre de sanación.
Al día siguiente sus manos habían sido curadas. Emocionado decide ir al templo para agradecerle por el milagro. En el camino, va pregonando por los milagros. Una vez en el templo se postra ante el altar de la virgen María, dando reverente con lágrimas.
Pero, su reverencia fue más del culto. Este indio adquirió una copia venerada de la imagen. Es así como la Virgen llegó a Cocharcas. Adornada de pan de oro y finamente tallada se encuentra sentada en una peana de plata. En su brazo derecho lleva una canastilla, con cuatro ramas de olivo y una vela en la mano; en el izquierdo, un niño.
La virgen de Cocharcas sale desde el 06 al 10 de setiembre, para bendecir y recordar al pueblo de Apurimac que los milagros con fe son reales.
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