
casona
Durante la época colonial, y en los inicios de la de Era Republicana, los residentes en Ayacucho deseaban un hogar confortable y elegante donde poder descansar y preparar el día a día. Y es aquella la razón por la cual el legado arquitectónico de diversas edificaciones es, hasta el día de hoy, estímulo de pasantías universitarias por parte de estudiantes y profesores de arte y diseño de Lima y del extranjero.
La variedad y la calidad es impresionante al pisar y vislumbrar casonas, municipalidades y prefecturas de una exquisitez en el acabado sobresalientes. Uno de ellos es el Palacio Diego Ladrón de Guevara, edificado en el año 1667, y que, antiguamente, fue el recinto de los intendentes de Huamanga y, en la actualidad, sirve como inspiración por académicos de la célebre Universidad San Cristóbal de Huamanga.
Una singular colección de muebles finamente tallados y frescos coloniales, además de una escultura representativa del virreinato peruano, podemos encontrar en la Casona Vivanco, además de testimonios de la vida del “Brujo de los Andes”, Andrés Avelino Cáceres.
De igual forma, una de las escuelas de arte más distinguidas de la historia peruana como la de Felipe Huamán Poma de Ayala se encuentra en la antigua Casa del Marqués de la Totora, uno de los emblemas del arte ayacuchano.
Y la historia también reside en aquellas fortalezas, como así lo demuestra la Casona Boza y Solís, que, edificada en piedra y en el siglo XVII, guarda la celda donde la prócer de la independencia, María Parado de Bellido, estuviera presa antes de su ejecución.
La Casa del Municipio, la Casona Castilla Zamora, o la Álvarez Velarde, entre otras, les brindará el encanto y calidez que se puede encontrar solo en aquellas venerables construcciones.